The Boss by Lexy Timms

The Boss by Lexy Timms

autor:Lexy Timms
La lengua: spa
Format: epub
editor: Babelcube Inc.
publicado: 2017-02-21T00:00:00+00:00


Capítulo 10

Annette salió del despacho de Alex por la puerta que daba a la recepción en el momento en el que Jamie salía de las escaleras y Gina del ascensor. Annette caminaba por la recepción con el tobillo en perfectas condiciones. Jamie se quedó sorprendida, no sabía qué hacer, así que se limitó a verla pasar. Annette cogió su café sin mirar a Jamie ni darle las gracias.

Subió al ascensor justo antes de que se cerraran las puertas. Jamie y Gina permanecieron en un silencio extraño.

–Te lo dije –susurró Gina.

–No es asunto nuestro.

Jamie se fue a su despacho. Sacó el cambio del café y lo puso en la mesa. No iba a molestar a Alex ahora con eso.

Cuando se iba a sentar, apareció Alex.

–Me voy temprano a casa –le dijo–. Entrégame el informe mañana. También las notas de la reunión que tuvimos con los accionistas esta mañana.

–Sí, señor Reid. –Cogió el cambio del café de encima de la mesa–. Su cambio. De lo que me mandó.

Él arqueó una ceja.

–Te dije que te lo quedaras.

Ella lo miró intentando parecer tranquila.

–No lo quiero, señor Reid. Es su dinero.

Él bufó, claramente molesto.

–¿Qué pasa, Jamie? –La miraba con tanta tranquilidad como ella lo miraba a él.

–Nada. –Volvió a ofrecerle el dinero.

–Si tienes que decirme algo dímelo. –Su voz sonaba dura, como la que usaba en las reuniones con los altos ejecutivos.

–Vale –dijo ella con los dientes apretados–. Le agradecería que me llamara siempre señorita Connors.

Él la miró con fijeza.

–¿Y eso por qué, Jamie?

–No me siento cómoda con el tuteo ni con que me llame por mi nombre de pila. Siento como si me diera un trato especial y no me gusta. No quiero ser el centro de los cotilleos de oficina. –Lo miraba a los ojos, negándose a bajar la mirada.

–¡Es que eres especial! –gritó él. Cerró los ojos y suspiró. Era como si estuviera contando hasta diez. Jamie estaba segura de que acababa de quedarse sin trabajo–. Lo que quiero decir –dijo despacio– es que eres mi asistente personal. Trabajo más de cerca contigo que con nadie. Es normal que te trate diferente. Tú puedes tutearme y llamarme Alex cuando no estemos en una reunión o con otras personas.

Jamie estuvo a punto de burlarse en voz alta pero se contuvo a tiempo.

–Preferiría que no me tuteara –dijo, volviendo al trabajo–. Que pase buena tarde, señor Reid.

–Gracias, señorita Connors. Igualmente. –Le ofreció una mirada helada y salió hecho una furia de la oficina.

Jamie se puso a trabajar. No es por ti. Acaba de romper con su novia. Ha estado trabajando hasta tarde y luego ha ido al gimnasio temprano. Jaimie lo sabía porque había intentado ir un par de veces en la semana y siempre olía como si él acabara de estar allí, como si pudiera oler su colonia.

Suspiró. Se sentía fatal de todas formas, increíblemente humillada. Podía imaginar lo que dirían Gina y los demás. El señor Reid ha roto con Annette por culpa de Jamie... perdón, de la señorita Connors. Parece que ahora ese affair también se ha terminado.



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